Al Capone esta tranquilo. Pese a la ley seca, de sus almacenes salen cada día litros y litros de alcohol. Y eso es solo una mínima parte de sus negocios; también se beneficia del juego ilegal, de la prostitución, del crimen organizado...Y si la policía le crea algún problema, le basta con sacar la cartera y recurrir al soborno.
Pero eso no vale con Eliot Ness y los suyos: son intocables, el dinero no puede corromperles. Por eso, en vez de la cartera el rey de la mafia tiene que sacar las metralletas y dar rienda suelta a una guerra sangrienta. Es un duelo sin tregua: uno de los dos tiene que acabar muerto oentre rejas.